TERCERA QUIMIO

¡Holi!

Oigan, más de un mes me tardé en escribirles otra vez, traía mi mente muy dispersa, pero les cuento que un 19 de marzo recibí la tercera quimioterapia, al igual que la primera y segunda, salí sintiéndome bien y de nuevo CON MUCHA HAMBRE.

El tratamiento lo recibí en una ciudad distinta a donde vivo, aproximadamente a una hora de distancia en carretera. Yo manejaba de ida y al salir de cada tratamiento mi papá manejaba SIEMPRE de regreso, sin importar si me sentía yo bien o mal, si estaba cansada o no (gracias por eso papi).

Saliendo de la tercera quimio recuerdo que fuimos por mis sobrinos a la escuela, los cuales hasta la fecha no ven raro que un día tenga yo cabello largo, y al otro día lo tenga corto y de color rosa, ¡Gracias Dios por la inocencia de los niños!

Las dos semanas después del tercer ciclo, anduve de arriba a abajo. Fueron festivales de primavera en las escuelitas de mis sobrinos, me reuní con mis amigas, fui al circo con mis hermanas y mis sobrinos, me tocó piñata infantil con los sobrinos (perdón que los mencioné tanto, pero mis sobrinos fueron uno de mis pilares favoritos en todo este proceso y ellos ni por enterados) cine, café, en fin, que no paré y sorprendentemente me sentía muy bien.

La tercera semana (una antes de la siguiente quimio) comencé a alimentarme más sanamente que de costumbre, casi siempre una semana antes me preocupaba por la alimentación para salir bien en los análisis de sangre y estar apta para el ciclo siguiente (lo ideal habría sido alimentarme muy sanamente EN TODO MOMENTO pero mi fuerza de voluntad no es tan fuerte y tengo gran debilidad por la comida).

No sé si a todas las personas que pasan por una quimioterapia les pase, pero a mi me cambió el apetito, generalmente lo que comía el día de la quimio terminaba por ya no gustarme al pasar los días (incluso darme asco el solo pensar en esa comida). Mi oncóloga me explicó que mi mente relacionaba esa comida con la quimioterapia (por haberla consumido el mismo día) y que por eso me sucedía, que era normal y que pasando el tiempo podía volver a gustarme esa comida o no. (Al parecer a las embarazadas les sucede algo parecido, o eso me han contado).

Mi cuarto ciclo estaba programado una semana antes de mi cumpleaños número 29, así que estaba preocupada sobre los efectos que pudiera tener porque obvio quería festejar un año más de vida, pero también sabía que estaría justo a la mitad del tratamiento y había posibilidades de que no me sintiera tan bien como hasta ahora, pero eso de la fiesta de cumpleaños y la MITAD DEL TRATAMIENTO, se los cuento en mi siguiente post.

¡GRACIAS POR LEERME!

Les dejo besos. 💋

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