MI HISTORIA CON LAS RADIACIONES

¡Holi!

Habiendo ya concluido mi etapa de quimioterapias, ahora quisiera compartirles mi experiencia con las radiaciones, y si alguno de ustedes que me leen están pasando por esto, déjenme decirles que después de las quimioterapias, las radiaciones fueron como “pan comido”.

Este post en específico será un poco largo, pero espero que les sea ameno y les disipe algunas dudas de qué es lo que se vive durante las radiaciones.

El 15 de agosto de 2019 tuve mi orden de inicio para Radioterapia externa coadyuvante en tratamiento de CA de mama, lo que significaba que ya podía yo ir a la Clínica donde me aplicarían las radiaciones para que me agendaran lo más pronto posible.

Cuando pasas por un diagnóstico de cáncer, lo más preocupante como paciente (al menos en mi caso) es recibir la mejor atención posible, las mejores técnicas, los mejores medicamentos, los mejores médicos, las mejores clínicas… pero la realidad es que un tratamiento para cáncer es bastante costoso, y a veces solo nos queda confiar en que el tratamiento que recibimos sea el mejor para nuestro padecimiento.

Creo que al rededor de cada ser humano, existen personas que están al pendiente de nuestra vida, no solo si estamos enfermos o no, a veces son nuestros padres, hermanos/as, hijos, amigos, esposo/a, y algunos otros que no tienen una definición específica pero ahí están de cualquier modo. En mi caso mi familia fue mi pilar y fuerza para no dejarme vencer, pero en ocasiones las familias tienen incluso más dudas de las que tenemos nosotros como pacientes, y al compartirnos sus inquietudes pueden llegarnos a contagiar de miedo.

Esto se los comento porque tuve muchas opiniones antes de iniciar mis radiaciones:

  • ¿Qué tipo de radiación vas a recibir? Porque leí que puede quemarte la piel e incluso dejarte en carne viva la zona que te radían
  • Ten cuidado porque a la prima de una amiga le aplicaron mal las radiaciones y el cáncer se le extendió
  • ¿Puedes evitar las radiaciones? Porque me contaron que es un tratamiento muy agresivo y si ya te dieron quimioterapias entonces ya no es necesario

Y así como esos comentarios, varios. Algunos mitos, otros leyendas y unos más ciertos que otros, pero lo real es que al igual que con las quimioterapias, cada persona vive las radiaciones de distinta manera.

Por azahares del destino, mis radiaciones me las aplicaron en una de las clínicas que más me habían recomendado porque es de las pocas en el país que contaba con un aparato llamado “acelerador lineal” que según me explicaron, genera menor daño a las células de la zona que se está radiando.

Mi cita de inicio se programó para el Jueves 05 de septiembre a las 08:30 a.m., indicándome el médico que yo recibiría 25 sesiones de radioterapia externa con acelerador lineal en energía 6mv con técnica tangencial izquierda y dosis de 25 Gy (unidad de dosis de radiación según google). Las sesiones serían diarias por 25 días (de lunes a viernes y descansando fines de semana) es decir, 5 semanas. Cada paciente debía llegar 15 minutos antes de su hora programada, aseada, con ropa cómoda, sin ningún tipo de joyería ni desodorante ni cremas o perfumes.

En la primera sesión te marcan puntos específicos en la zona a radiar ya que la máquina se ajusta a cada paciente en ángulos y medidas muy específicas. Estos puntitos los señala una luz roja (como tipo láser) desde la máquina, y entonces los auxiliares insertan una aguja muy pequeña con tinta en el punto exacto que está marcando la luz. A mí me marcaron aproximadamente 6 puntos al rededor de la zona, mismos que ahora parecen lunares y pues les cuento que son permanentes porque la tinta es como del tipo que se usa para los tatuajes (lunares de recuerdo, les llamo yo).

La primera sesión es la que toma más tiempo porque tienen que medir la zona, pero ya una vez marcados los puntos, todo fluye mejor. El cuarto donde se encuentra el acelerador lineal es MUY frío, y es que por la delicadeza del aparato y la radiación que se emite, así debe ser. Van nombrando una por una a las pacientes y lo más bonito es conocer a personas que están pasando por un proceso muy parecido al tuyo. Al entrar al cuarto había un tipo biombo tras el cual podías desvestirte (en mi caso, sólo de la cintura hacia arriba) inmediatamente comenzaba a temblar porque la realidad es que aunque no suelo ser friolenta, la temperatura ahí adentro estaba de terror. Una vez descubierta la zona que va a radiarse, te recuestan sobre una mesa dura que es parte del aparato, te explican que no debes moverte en lo absoluto para no afectar el tratamiento y que durante lo que dura la sesión no puede estar cubierta la zona a radiar.

Este es un ejemplo de un acelerador lineal.

Así que ahí estaba yo, tendida sobre una mesa helada sin blusa ni nada, expuesta y temblando. La asistente del doctor me vio temblar y me dijo que dejara de moverme, cuando le contesté que era reacción de mi cuerpo al frío me gritó que ¡dejara de hablar!, le volví a contestar que aún no empezaban y que tenía yo todo el derecho a expresar el frío que sentía y a temblar si mi cuerpo así lo consideraba necesario. El doctor se acercó, me cubrió con una manta lo más que pudo y dejó descubierta sólo la zona de mi mama y brazo izquierdo que es lo que iban a radiar, se disculpó por no poder cubrirme por completo, pero me explicó que sería muy rápido y no pasaría frío mucho tiempo.

Les cuento esta anécdota porque quizás muchos/as de ustedes se van a topar con una “Sra. Odi” quien tal vez nunca ha tenido que pasar por una situación así, y cree tener el derecho de ser poco empática con los pacientes, pero el proceso por el que vivimos es de por sí bastante complicado como para tener que lidiar con personas así. Así que si sienten algún tipo de incomodidad, molestia, o simplemente tienen alguna reacción que no puedan controlar, no se callen, extérnenlas y sean sus propios defensores.

Las sesiones duran 30 SEGUNDOS por cada campo que va a radiarse, en mi caso eran 2 campos tangenciales, así que mi sesión duraba la EXAGERADA medida de 1 MINUTO en total. Todo el personal sale del cuarto donde queda uno acostado, así que mientras estaba acostada sin poder moverme, cantaba en mi mente estrofas de canciones para saber que canciones podía cantar mejor durante un minuto, y así después de los 60 segundos, me vestía y continuaba con mi día como si nada.

En este punto no les quiero mentir, personalmente no sentí ningún tipo de dolor o ardor en ninguna de las 25 sesiones de radiación que recibí, pero conocí señoras que efectivamente sufrieron quemaduras leves, ardor, e incluso mucho dolor en el área, y es que como les he dicho siempre, cada cuerpo reacciona distinto. En mi caso la zona donde recibí las radiaciones se tornó un poco más oscura que mi color natural de piel, con el pasar de los meses ha ido recuperando poco a poco su tono natural, aunque no tan rápido como a mi me gustaría.

Lo que si les confieso es que me daba muchísimo sueño después de las radios, no sé si fue porque me tenía que levantar muy temprano para ir a la clínica o porque en realidad la radiación te agota, pero siempre llegaba a dormirme. Afortunadamente mi hermana me hizo compañía en todas mis radios y me evitó la fatiga de la manejada en varias ocasiones. ¡Te amo hermana!

Las personas que han sido sometidas a disección de ganglios linfáticos y posteriormente reciben radiación son más propensas a desarrollar una afección llamada “linfedema”, de la cual les contaré en mi próximo post.

Por ahora es todo, espero no les haya resultado muy cansado este post, y a todas/os los que me siguen leyendo, de corazón… ¡Gracias!

Mis mejores deseos para ustedes que están en algún proceso o tratamiento contra el cáncer. ¡Ánimo y que Dios bendiga su vida!

Besos 💋

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