QUINTA QUIMIO ¿SIN SANGRE EN LAS VENAS?

Como les contaba, después de la fiesta y el festejo de cumpleaños, el 29 de abril me aplicaron mi quinta quimioterapia (cada vez veía más cerca la luz al final del túnel) y la verdad es que no fue fácil llegar a ese punto.

Para empezar, los análisis de sangre que tenía que hacerme previos a cada quimioterapia, iban siendo un martirio. En el punto de la quinta quimio, me picaron 3 veces en distintas venas y no salía sangre (como la canción de Luis Miguel, exacto.) y no es que no tuviera sangre en mis venas porque claramente seguía yo viva, pero el nivel de daño en las venas por la canalizada de la quimioterapia era tanto, que algunas estaban demasiado duras y no permitían obtener una muestra de sangre como se necesitaba.

Como en mi brazo izquierdo me habían quitado ganglios linfáticos por disección radical de axila, no podían canalizarme en ese brazo, así que todas las quimios las recibió mi bracito derecho y sus venitas que aguantaron como campeonas, (¡las quiero mucho, venitas!) pero incluso los campeones sufren durante la competencia, y las venas estaban dejándolo todo en esta etapa.

Así que tres intentos después, lograron encontrar una venita aferrada que aún resistía y dio justo la sangre necesaria para saber si me encontraba apta para recibir mi quinta quimio (¡Yeeeiiih!)

Habiendo pasado el reto de la toma de muestra de sangre, al día siguiente me dirigí al hospital, lista para recibir mi quinta quimio. Todo iba muy bien hasta que ¡oh, sorpresa!, me informan que ¡NO HABÍA AIRE ACONDICIONADO EN TODAS LAS INSTALACIONES DEL HOSPITAL! A quienes me leen en México, podrán imaginarse la pesadilla que es estar en instalaciones cerradas con temperaturas de 38°C y sin aire acondicionado, y si a esto le sumamos tener que estar en una sala sentada por 4 horas recibiendo tratamiento de quimioterapia mientras tu cuerpo suda exageradamente, pues ya se imaginarán el martirio que fue mi quinto ciclo.

Dejando de lado la pesadilla del calor, les debo confesar que salí feliz y con mucha hambre como en las quimios anteriores (si, la quimio no pudo con mi espíritu de gordita).

A los que me leen, les quiero contar que mis siguientes dos quimioterapias no fueron muy distintas a las demás, cero vomitos y mucha hambre. Por ahí de la sexta quimioterapia, el cabello comenzó a caerse mucho nuevamente y aquí quisiera compartirles (no recuerdo si se los mencioné antes, pero lo recalco) que nunca dejó de crecerme el cabello del todo. Se caía por partes, pero seguía creciendo casi en un 75% de mi cabeza rapada.

Entre mi último blog y éste, sé que han pasado meses y me muero por contarles todo lo que ha sido de mi vida, los cambios que hice a nivel personal, profesional y cómo he seguido mi tratamiento. Espero estos días tener una pausa para compartirles mi experiencia con la radioterapia.

Por lo pronto, que sepan que estoy sana, plena y feliz. He tenido mi tercer seguimiento de vigilancia después de dar por terminado el tratamiento y todo pinta bien, mi fe está puesta en que así siga por mucho tiempo.

Así que a todos los que siguen leyendo mi blog, estén en el lugar del mundo que sea, sepan que tienen mi cariño por acompañarme en esta travesía, y les envío un abrazo desde el alma.

Aquí sigo, ¡Gracias por leerme! 💋